El Juramento: Contraste entre la Ley y la Gracia

 

TEMA: EL JURAMENTO: CONTRASTE ENTRE LA LEY Y LA GRACIA

TEXO: MATEO 5:33-37

INTRODUCCION

El jurar era una afirmación de la verdad, era un compromiso legal que se adquiría delante de jueces, ancianos, testigos para con la persona a la que se le juraba, y Dios, asegurando que lo que se decía era verdad o que se cumpliría la palabra dada, la promesa o el compromiso adquirido, 2º. Samuel 19:23.

DESARROLLO

I.              EL JURAMENTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Éxodo 22:9-11

En Israel del Antiguo Testamento, jurar era una manera de sellar un acuerdo, una promesa, o validar la palabra dicha por alguien. Como no existían contratos escritos, el juramento era tan valido como haber firmado un acuerdo legal.

a.     El juramento en falso

Levíticos 6:1-5

Delante de Dios, y según la Ley dada a Moisés, jurar en falso, no solo era una falta a la integridad, la moral y un quebrantamiento legal porque se consideraba el rompimiento de un contrato, un acuerdo legal, si no también era considerado un pecado porque al jurar el compromiso no solo se adquiría con la otra persona si no también con Dios.

-       Además, era una mentira, y toda mentira es pecado

-       Había testigos que eran fiadores de la palabra del que hacía el juramento, 2ª. Corintios 1:23.

b.    Es Pecado Jurar

Hebreos 6:13-20

El jurar en si mismo no es pecado, porque era permitido en el Antiguo Testamento, y aun Dios mismo juró.

-       Un juramento es basado sobre la verdad

-       Se juraba por alguien mayor, poniendo a ese mayor como fiador y testigo del compromiso que se adquiría.

-       Al decir que Dios juro, esta implicando que lo que estas prometiendo se cumpliría sin importar las circunstancias

¿Si Jurar no es pecado, por que Jesús dijo que no juráramos? ¿Qué quiso decir el Señor?

c.     El Pecado

Éxodo 20:7

Jurar con la intención de no cumplir el juramento, jurar en vano, por gusto, sin sentido, Levíticos 19:12, Deuteronomio 5:11.

II.            NO JURAR

Mateo 5:33-37

Los judíos hacían juramentos por cualquier motivo, y cuando algo se usa por cualquier cosa, por cualquier cosa se arruina o se rompe. Como su palabra no tenia respaldo pretendían ser creídos poniendo a Dios de testigo por en todo y en todo (2ª. Corintios 1:23), y aun así rompían sus juramentos.

-       Jurar en el nombre de Dios significaba que Él era tu testigo de que estabas diciendo la verdad. Los judíos intentaban evitar lo inapropiado de jurar en falso por el nombre de Dios dando nombres como cielo, tierra, Jerusalén o su cabeza como eso por lo cual juraban.

-       Jesús condena esta manera de esquivar la ley como una absoluta hipocresía, y prohíbe toda forma de juramento en la conversación ordinaria.

-       No sólo era algo hipócrita, sino que era inútil intentar evitar jurar por el nombre de Dios con la mera sustitución de otro nombre por el Suyo.

-       Jurar por el cielo es jurar por el trono de Dios.

-       Jurar por la tierra es jurar por el estrado de sus pies. 

-       Jurar por Jerusalén es jurar por la capital real.

-       Incluso jurar por la propia cabeza involucra a Dios, porque Él es el Creador de todo.

Mateo 23:16-22 – Esta era una practica impuesta por los fariseos para darle un matiz espiritual a los compromisos que los hombres obtenían, sin enseñarles a tener palabra de honor.

Santiago 5:12 – Debemos ser personas de palabra delante de los hombres y de Dios:

a.      No mentir: Efesios 4:25 -  El discípulo de Jesucristo es veraz. Dice la verdad, no miente, no engaña, sino que cumple su promesa, sostiene su palabra y no hay engaño.

b.     Que nuestro "sí" sea "sí" y que nuestro "no" sea "no": La palabra del cristiano vale porque es apoyada, no por juramentos, sino por su buen carácter. No necesita de juramentos para apoyar (confirmar, reforzar) lo que dice.

c.     No quebrantar la palabra: Eclesiastés 5:4-5 - El Nuevo Testamento está en perfecta armonía con esta enseñanza, y es la esencia de lo que Jesús nos ensena aquí en Mateo.

CONCLUSION

2ª. Corintios 1:17-20

Nuestra palabra debería tener el valor de ser respaldada siempre por la verdad, según el carácter de Cristo sea formado en nosotros, por lo tanto, no debiéramos tener la necesidad de jurar.