TEMA: EL ESPÍRITU SANTO Y EL MUNDO
TEXTO: JUAN 16:8
INTRODUCCIÓN
Muchas veces el creyente cuando
evangeliza comete el error de ser el quien convenza a las personas de su estado
de pecado, pero esa tarea solo la puede llevar a cabo el Espíritu Santo a través
de la Palabra de Dios.
DESARROLLO
El Espíritu Santo empieza a trabajar en
la vida del nacido de nuevo, renovando su corazón, desde que este acepta al
Señor. Antes de eso trabaja convenciendo al mundo desde afuera de su corazón.
El convencimiento es de pecado, justicia y juicio.
CONCEPTO
Convencer:
- Incitar, mover con razones a alguien a
hacer algo o a mudar de dictamen o de comportamiento.
- Probar algo de manera que racionalmente
no se pueda negar.
a)
Convencerá al mundo de pecado:
Situación actual;
b)
Convencerá al mundo de justicia: Gracia
c)
Convencerá al mundo de
juicio: Redención.
I.
CONVENCER DE PECADO
Juan 16:9
Para tomar una decisión, hace falta
convicción. No son nuestros argumentos, sino la obra convencedora del Espíritu ,
para hacerle ver al ser humano su estado de pecado y de perdición eterna, Zacarías 4:6. Esta obra es la que lleva a los hombres a creer y aceptar en el
sacrificio redentor de Cristo.
II.
CONVENCER DE JUSTICIA
Juan 16:10
Resurrección
y ascensión de Jesucristo al Padre testifican de Cristo que: No tiene pecado y
ha cumplido la ley de Dios perfectamente. Nadie podía culpar a Jesucristo ni de
un sólo pecado. Buda, Mahoma y Confucio quedaron en el sepulcro. Porque eran
pecadores.
Y
ahora Jesucristo ofrece esta justicia como regalo a todos, los que quieren
tenerla.
Ahora,
solo el Espíritu Santo puede convencer a un budista, a un musulmán, a un
religiosos, que Jesucristo es mas que un gran profeta, es Dios encarnado.
III.
CONVENCER
DE JUICIO
Juan 16:11
Hay
muchas personas aun que creen que el infierno es esta vida que están llevando,
que el diablo es solo un mito creado por la religión para hacer que los hombres
se acerquen a ella, pero solo Dios a través de su Espíritu puede convence al
mundo del juicio venidero.
CONCLUSIÓN
Juan 3:3
Solo
Dios puede por su Espíritu Santo producir el milagro del nuevo nacimiento en
alguien, que lo que menos quería era tener una relación personal con Cristo.