TEMA: LA HERENCIA DE LOS PADRES
TEXTO: SALMO 127:1-3
INTRODUCCION
Los
hijos son herencia de Jehová, Dios nos los a dado para que seamos sus ayos para
llevarlos a su Padre celestial. Somos los responsables de mostrarles el camino
a Dios. Esa será nuestra mayor herencia para ellos.
DESARROLLO
Podemos
dejarles mucho dinero, pero la mayor herencia que podemos dejarles es:
I.
LA FE
2ª. Timoteo 1:1-9
La
mayor herencia que se puede dejar a los hijos es la fe. Esta no se deja solo a
través de palabras, sobre todo con acciones:
1.
Apresúrate
a hacerlo en la etapa que te lo creen todo, Proverbios 22:6.
2.
Es
una herencia que se va dando poco a poco a través de toda la vida con acciones ejemplares. Es:
a.
Dejar un deseo por seguir a
Jesús:
implica negarte a ti mismo, tomar tu cruz…
b.
Dejar
un deseo por alabar y adorar a Jesús
c.
Dejar
un deseo por servir a Jesús
d.
Ver
tus acciones en las pruebas
3.
Amar
la Palabra de Dios
4.
Enseñar
a escuchar y obedecer la voz de Dios: orar como parte de tu dependencia de
Dios.
2ª. Timoteo 3:14-15. Una herencia inamovible e
inrobable.
II.
UN ALMA LIBRE
Lucas 12:58-59
El
perdón es el mejor legado que se le puede dar a los hijos. Que ellos no
continúen con:
a.
Nuestros
resentimientos
b.
Nuestra
amargura
c.
Nuestros
pleitos, etc.
III.
UNA BUENA EDUCACION
Proverbios 22:6
Una
buena educación no la dan en la escuela, esa se obtiene en casa. Esa educación
incluye:
1. Visión
2. Inversión
3.
Relación: enseñarles a llevar
relaciones con los demás.
4. Disciplina:
a. Enseñarles
a ser ordenados.
b.
Administrar su tiempo: Dios, familia, trabajo,
iglesia, etc.
c.
Una vida saludable: comer bien, ejercicio. Por
no instruirlos en esto muchos heredamos enfermedades
d.
Aprender a planear: Nadie planea fracasar, pero
mucho fracasan por no planear.
e.
Administrar su dinero: ser generosos, 2º. Reyes 4:1-7.
Este
tipo de educación no se encuentra en la mejor universidad del mundo, si no en
el seno del hogar.
CONCLUSION
Proverbios 13:22
La
mejor herencia no puede ser robada por los hombres, eso es hacer tesoros en los
Cielos, Mateo
6:19-21.