La Oracion y el Ayuno del Pueblo de Dios

 

TEMA: LA ORACIÓN Y AYUNO DEL PUEBLO DE DIOS

TEXTO: ESTER 4:1-17

INTRODUCCION

Cuando hay un gobierno que saca leyes en contra de los valor y principios de Dios, por ende, del pueblo de Dios, siempre trae complicaciones a la iglesia, Alguno se manifiestan en marchas, en quejas, en levantar armas en contra del gobierno. Sin embargo, en el libro de Ester vemos como la oración y el ayuno en favor de la iglesia, aún más que cualquier manifestación o queja.

DESARROLLO

I.              LAS CIRCUNSTANCIAS

El gobierno de un rey había permito que el odio de uno de su gabinete influenciara un edicto de ley en contra del pueblo de Dios:

-       Un enemigo, Amán: magnifico, excelso, grande.

-       Un gobierno bajo la influencia del odio de un individuo

-       El pueblo de Dios en angustia, temor, inseguridad por la nueva ley

-       La comodidad de Ester de estar en el palacio, es decir, de estar en mejor posición que el resto del pueblo

-       Dios, queriendo liberar a su pueblo, pero era necesario la oración y el ayuno de su pueblo para que el actuara en acción.

Pero siempre hay un intercesor que provoca al pueblo a buscar a Dios.

II.            LA ORACIÓN Y EL AYUNO

Dios no responde a quejas, marchas, manifestaciones ni mucho menos a la violencia, el responde al clamor de un pueblo menesteroso y necesitado:

-       Los intercesores son necesarios, Ezequiel 22:30.

-       El pueblo de Dios tiene más poder de rodillas que de pie

-       El poder del pueblo está en la oración, no en la manifestación.

-       El pueblo de Dios puede influenciar un gobierno cuando toca el corazón de Dios, porque él, quita y pone gobernantes, Daniel 20:20-21, Romanos 13:1.

-       Para mover la tierra, primero hay que mover el cielo

-       Los recursos del cielo se mueven a favor de la iglesia cuando esta ora.

El estado del pueblo de Dios cambio después del ayuno y la oración, y bajo la dirección de Dios pelearon porque el Señor estaba a su favor.

CONCLUSION

Efesios 6:12-13

Debemos recordar que nuestra lucha primero que nada es espiritual y que las armas de nuestra milicia no son carnales, 2ª. Corintios 10:3-5.