TEMATICA: LAS POTESTADES
TEMA: EL DESTRUCTOR
TEXTO: EXODO 12:23-29
INTRODUCCION
Esta potestad ejerce juicios de muerte en contra de los enemigos del pueblo de Dios. En el caso de los egipcios, trajo la muerte a los primogénitos, pero como veremos, no solo mata primogénitos.
DESARROLLO
I. EL ÁNGEL DE LA MUERTE O EXTERMINADOR
Hebreos 11:28
El ángel destructor es comúnmente conocido como el ángel de la muerte. En numerosas ocasiones, Dios utilizó seres angélicos, mensajeros celestiales de alguna clase, para traer el juicio sobre los pecadores en la tierra. Varias traducciones de la Biblia se refieren a este ser como un “exterminador o heridor”.
- Ataca a los enemigos del pueblo de Dios, 2 Reyes 19:32-35.
- Pero como en el caso de la pascua, también podría alcanzar al pueblo de Dios que no obedezca lo que Dios manda.
- Castiga el pecado del pueblo de Dios, 1º. Crónicas 21:13-17, 2º. Samuel 24:15-17
- Viene a consecuencia de la murmuración, 1ª. Corintios 10:5-11, Números 14:27-30, Números 16:41-50.
Esta potestad obra bajo la dirección de Dios, ejecutando sus juicios para con los enemigos de Dios, pero también para con aquellos del pueblo de Dios que se revelan o no obedecen.
II. ¿POR QUÉ DESTRUYE?
Genesis 18:20-23
El Señor permite, y también envía destrucción, cuando el pecado y la maldad se multiplica en gran manera, aun hasta en el pueblo de Dios.
- Isaías 33:1 – Cuando se causa daño a otros.
- Jeremías 44:7 – destruye a los filisteos (emigrante, viajero, inconstante, indeciso), Zacarias 9:6.
- Malaquías 1:2-4 – a los que aborrecen la bendición, la promesa y que no valoran las cosas celestiales, y todo por un plato de lentejas, Hebreos 12:15-17.
- Apocalipsis 9:11 – esta potestad será desatada con toda su furia durante la gran tribulación, por eso habrá mortandad como nunca la ha habido
o Apolión y Abadón, ambos significan DESTRUCTOR
Dios destruye a todos los que están contra su voluntad, su santidad y sus propósitos.
III. ESTEMOS ALERTA
Nahúm 2:1
Dios nos manda a estar a alerta en nuestra comunión con él y velar para que el destructor no entre a nuestra casa a traes del pecado.
CONCLUSION
Santiago
4:12